miércoles, 15 de septiembre de 2010

CARPINTERIA "EL GUINDA"

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Uno de los pocos talleres que teníamos en Urueñas era la carpintería “Del Guinda” en la Calle Colmenares, al pie del viejo depósito de agua, Rufino junto a sus hijos Rubén y Miguel trabajaban en el pequeño local la madera elaborando puertas, ventanas, muebles…
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Con un buen número de herramientas de mano como martillos, serruchos, gubias, cepillos o pequeñas herramientas eléctricas del tipo caladoras, lijadoras, taladros y acompañadas de tornillos, reglas, lápices, escuadras, niveles…. daban forma a los distintos tipos de madera, cada una con sus propiedades y características, con su textura, color y olor típicos destinadas cada una a un fin:
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La madera de roble para barandillas, peldaños, forrar suelos y paredes; la de nogal para los mangos de las herramientas, mesas, radios de las ruedas de los carros; la caoba, madera más señorial, era destinada para los muebles de más calidad, mesas, cabeceros de cama; por último la de pino se empleaba en puertas y ventanas, sillas, banquetas….también se usaban en el taller productos compuestos como contrachapados y aglomerados.
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Begoña nos comparte sus recuerdos de la carpintería de su padre:
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“Crecí entre serrín y ventanas....con la ilusión de trabajar la madera cuando fuera mayor; de pequeña me encantaba ir al taller a oler ese aroma tan especial que emanaba del lijado de los trozos de madera, los cuales en poco tiempo y por el buen hacer de las manos de mi padre, observaba como de un simple trozo de madera, aparecía una forma compleja: una mesa, una ventana o una puerta que era lo que más se trabaja.
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Cuantas tardes he pasado después de venir del colegio entre esas paredes de piedra, madera y adobe, donde mi sueño era hacer una puerta para una gran casa y un ventanuco para una portada.
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Al principio sólo me dejaban recoger el serrín, resultante del lijado y rebajado de los maderos. Lo metíamos en sacos para después servir de combustible en varias estufas del pueblo, una de ellas la de la escuela.
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Finalmente puede sentir la sensación de esculpir la madera, cuando me dejaron usar la máquina de hacer ensamblajes, donde se unirían dos piezas que luego formarían un cerco para alguna ventana.
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Me asustaba un poco el ruido ensordecedor de las maquinas donde cortaban los tablones que después de convertirían en obras de arte, esculpidas y lijadas por un gran artesano como era Rufino, ”El Guinda”.
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Dicho oficio fue aprendido muy bien por mis hermanos Rubén y Miguel Ángel, los cuales han seguido haciendo muebles para muchas de las casas del pueblo y de la comarca.
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Cuantas mesas y bancos se han hecho en esta carpintería, alrededor de donde se sentaron tantas familias a conversar diariamente sobre sus sueños y problemas, muchas puertas y ventanas a través de las cuales ha salido y entrado tanta gente observando el paso del tiempo y los cambios de estación....”
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A día de hoy el paso del tiempo ha hecho su mella, se mantienen las paredes pero el tejado empieza a dejar pasar grandes claros de luz, en su interior todavía se pueden ver el serrín esparcido sobre el suelo con tableros y listones apoyados en las viejas paredes de adobe, algún que otro bote de cola o barniz se mantiene en pie en las estanterías, en la pared viejos calendarios de los años 90 y 91 no han querido pasar sus hojas, como si quisieran detener el tiempo pero, aun a pesar del paso de los años, todavía se respira el olor de la madera.
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Gracias a Begoña y a Carlos por su inestimable información y colaboración.

1 comentario:

  1. Esta entrada me ha traido gratos recuerdos de mi infancia. Junto a mi casa había una carpintería, parecida a la que describes...mi regalo de Reyes era ¡una pistola de madera¡ Gracias por este buen pots...las fotografías lo dicen todo. Buena semana. Saludos

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